miércoles, 1 de diciembre de 2010

Desayuno, cena y vida nueva.

Aquella mañana también te encontré en mi desayuno y eso que ya no comparto piso con nadie. Siento tu aroma, tu dulce aroma que me transporta a aquellas tardes de verano. Cómo un vuelo hacia mi felicidad que hacía escala en tus ojos. Algo más que recuerdos. Por dudar, ya ni dudas en llamarme. Parece que tu móvil no sabe marcar mi número. Me entristece. Mientras friego los platos de mi cena de anoche tu ausencia llena todos mis vacíos. La idea de que no volveré a compartir mis días contigo me quema. Puede que la de hoy sea nuestra úlitma cena. Te espero impaciente. Lo preparo todo a tu gusto. 20:45, mi ropa está limpia y recién planchada. Acabo de salir de la ducha, aún utilizo el gel que tantas veces nos vio hacer el amor. La misma colonia de nuestra primera cita. Otra mirada... La luz de las velas ilumina el camino hacia un mundo mejor, sólo necesito tu consentimiento para recorrerlo. En esta ocasión la invitada eres tú. Tú. Así que no me resisto y te compro flores. Rosas rojas, blancas y azules. Todas huelen a una nueva oportunidad. Confío en que te gusten. También confío en mi, pero menos.

1 comentario: