martes, 15 de febrero de 2011

Absolutamente todo.

Probablemente nadie en su vida ha explorado el sentimiento amoroso con la pasión que lo vivió Lorca. Me pierdo en sus frases. Me enamoro de ellas. De ti y de ellas. Cierro los ojos y, con sus palabras esparcidas a sus anchas por mi mente, te encuentro. Las sonrisas que perdí hace tiempo no se perdieron nunca. Todas las guardabas tú. La sangre derramada, la ira acumulada, la impotencia en su estado más absoluto y las lágrimas saladas se han quedado en nada, porque todas mis sonrisas las guardabas tú. A veces odio no dedicarte más tiempo. A veces me odio, cuando pienso en ti y no en nosotros. Pero tranquila, no desesperes, que es ahí donde entras tú. Vienes, me abrazas, me das calor y yo, sin dudarlo, substituyo el odio por amor. Por amor a ese nosotros en el que aun tengo que sumergirme más. Sin miedo, a pulmón. Perderme en tus mares. Hacer que nos perdamos sin perderte. Sin que pierdas la sonrisa. Clavar mi mirada en el cielo al llegar a la orilla de tu cuerpo. Hacer que el número de veces que te hago el amor en nuestro noviazgo sea más alto. Y al acabar, volver. Volver para que sea más alto aun. Sumar acción con sonrisa. Hacer infinita nuestra línea del tiempo. Llenar tu vida de amor. De amor de verdad. Te siento mía sin poseerte. En tu cuerpo cierro los ojos y camino sin errar. A ciegas, sin pedir nada. Sin quejas. Sin nada. Te encuentro hasta con la luz del cielo apagada. Y vuelas. Y, entonces, en el séptimo infinito conquistado, me encuentras tú. Repito, mía sin afán de posesión. Tuyo, para que volemos mejor. Prefiero la muerte a perder tu sonrisa. Prefiero vivir sin prisa. Me gusta que le ganes todas las horas al reloj. Me gusta que controles el tiempo a tu antojo. Me gusta verte y sentir que, fuera de mi, me estás viviendo. Que vives en lo que siento. En mis letras. Vives hasta en mi silencio. Vida. Prometo regalarte la mía. Para que la disfrutes. Para no separarme de ti por tu encanto. Para ser tuyo. Para que no tropieces nunca aunque se empeñe el destino. Para ir dejando atrás, en nuestra línea del tiempo, anécdotas, besos, vestidos y caricias. Dejando atrás caminos, atajos inventados, senderos por descubrir. Para ir dejando vida atrás. Para vivir más. Por eso te regalo mi tiempo. Por eso te regalo mi vida. Mi vida en cada línea. Para ti. Para mi tus ojos, tus caprichos, tus besos, tus suspiros y todos tus detalles. Para mi tu pelo y tu cuerpo. Tu mar. Y para ti mis ganas de pecar para pasearme por el infierno cuando muera sin haber cometido más delito que el haberte hecho el amor millones de veces.


David Montes, mala letra 2011. 

lunes, 7 de febrero de 2011

Más cerca.

No hay más música que tu voz. No hay más imagen que tu recuerdo. No hay más. No hay.